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Para entender el
quiromasaje, merece la pena hacer un pequeño recorrido, por la historia del
masaje en las diferentes culturas y países.
China
Al
emperador Huang Ti, cuya existencia según unos se remonta a 2.500
años antes de Cristo y según otros a 1.000, se le atribuye la obra Nei
Ching, en la que se habla, de la
curación,
mediante fricciones y amasamientos sobre la piel y
los músculos, teniendo en cuenta el ritmo respiratorio. Uno de sus párrafos,
empieza diciendo: "primero se debe sentir con la mano y trazar el sistema del
cuerpo. Se deben seguir los impulsos de las manos por igual"...
Durante la dinastía Tang, (609 - 907 d. C.), se
reconocían cuatro tipos de terapeutas: médicos, acupuntores,
masajistas y exorcistas.
Egipto
También
en la historia del remoto Egipto, encontramos distintas referencias a la imposición de manos y
al
masaje,
generalmente combinado con la
manipulación en los plexos o zonas chacrales, así como en zonas
musculares con fines terapéuticos.
Este arte al igual que las ciencias
adivinatorias, el adiestramiento de animales o el encantamiento de
serpientes y las terapias del sueño, se encontraban en manos de los
sacerdotes, que llegaron a ser verdaderos expertos en fisioterapia.
En algunos tipos de masajes sedantes, se utilizaba también la
ayuda de los colores, siendo los primeros pasos de la cromoterapia
actual.
India
Según
McAuliffe, en la antigua India, la práctica de los masajes, se
conocía como Samvahana.
Ya en antiguos tratados de medicina indios, como el Ayur-veda,
se hallan referencias al masaje con fines terapéuticos, usando para
ello términos como palpamiento, frotación, fricción.
El Chamboning, es una antigua técnica de masaje, en
la cual las fricciones se efectuaban con la ayuda del zumo de
ciertos limones, por el efecto benéfico y aromático de los mismos,
que aportaban además suavidad a la piel, precisamente la
deformación del vocablo chamboning, da como resultado la
palabra champú.
Grecia
En la antigua Grecia, florecieron
las ciencias y las Artes, al igual que el culto a la hermosura del
cuerpo, este culto llevó a las competiciones deportivas, donde los
aliptes, se ocupaban de untar con aceites
los
cuerpos de los atletas y eran además expertos masajistas,
especializados en esguinces, torceduras y dislocaciones.
Homero, en su obra
La Odisea, describe hermosas y fuertes manos de mujer
ungiendo y frotando los cuerpos de los soldados, para relajarlos y
distenderlos.
También en Grecia, fueron los pioneros de la hidroterapia,
que junto con el masaje, era utilizada en los gimnasios donde se
preparaban los atletas para los Juegos Olímpicos. Al
baño frío empleando el estríngil, para liberar la piel de los
aceites sobrantes, le sucedían los masajes relajantes.
Hipócrates (450 a. C.), considerado como padre de
la medicina, en su "Tratado de las Articulaciones y las
Fracturas",
dictaba
una serie de normas con relación a las terapias manuales, que a su
vez había recibido de sus antepasados, lo que evidencia la
antigüedad del masaje. En este tratado, se pone de manifiesto la
necesidad de masajear las extremidades inferiores en dirección al
corazón, lo que era indicado para activar la circulación de retorno
venoso. Hemos de tener en cuenta que la circulación sanguínea, no se
descubrió hasta dos mil a os después en occidente. para definir
este
sistema de masaje ascendente, Hipócrates utilizó el término
anatripsis.
Claudio Galeno (131-210 d. C.), compuso su "Tratado
de Higiene", donde admitía como importantes tres centros
orgánicos: el corazón, el hígado y el cerebro. En dicho
tratado, opinaba que la enfermedad consistía en un desequilibrio de
la economía vital del organismo, su máxima sentencia es: "la
naturaleza, nada hace en vano". Galeno, fue comisionado para
reglamentar las actividades de los aliptes, con
relación a los atletas y Gladiadores. En los tiempos de Galeno,
el masaje gozaba de gran prestigio desde el punto de vista
terapéutico.
Roma
Entre las muchas herencias, que el
imperio romano adquirió de la cultura helénica, se encuentra el
masaje.
En la Roma imperial y clásica, se encontraban totalmente atadas
entre sí las curas, las aguas termales, los balnearios, las
restauraciones y los masajes.
Los masajes, se practicaban para eliminar deficiencias orgánicas,
así como para estar en forma y corregir defectos posturales,
practicándose también los masajes desvanecedores o relajantes, todos
ellos unidos a copiosas comidas y baños relajantes, al objeto de
satisfacer el paladar y la gula.
El
médico Asclepiadas de Bitrina, sostenía
que en la naturaleza, todo sucede por necesidad y que la naturaleza
va a la suya, pudiendo a veces beneficiar y otras perjudicar.
Asclepiadas, combinaba el masaje, la dieta, los baños, las
bebidas y las drogas de componente suave, para producir un placer
terapéutico y una evasión tranquilizadora. Se dedico a tratar
pacientes con trastornos psíquicos, dolencia a la que él llamó
nefritis y en cuyo tratamiento, unía el masaje.
Termisón y Areteo, discípulos del anterior,
contribuyeron de forma eficaz a la difusión del masaje, a través de
popularizar sus virtudes terapéuticas.
Existían en el imperio romano unos especialistas en medicina
deportiva y recuperatoria, llamados vulnerari, que
eran masajistas deportivos y otros llamados ungüentari,
que eran especialistas en ungüentos y pomadas.
El
masaje a lo largo de la Edad Media
Las tendencias hipócritas y
moralizantes de una época, fueron generando una atmósfera totalmente
enrarecida, que generaba lo enfermizo, mezcla de superstición,
incultura y prejuicios.
Se llegó a considerar al cuerpo como portador del fermento del
pecado, (fomes peccati), pasando en contrapartida a
dar un lugar tremendamente exagerado al espíritu y a sus valores
ético-morales.
En este ambiente, es realmente encomiable la labor de aquellos,
que sin falsos pudores, siguieron desarrollando las técnicas del
masaje, sin el hipócrita temor a los cuerpos desnudos, a fin de
friccionarlos, masajearlos y manipularlos.
Celio
Aureliano, médico del siglo V, unió el masaje a las dietas,
a los baños de sol y a los ejercicios respiratorios en las terapias,
que realizó principalmente en el norte de África. En dichas terapias
distinguía dos formas de trabajar:
-
Analepsis o tratamiento
restaurador, basándose en manipulaciones unciosas y sedantes,
encaminadas a restaurar el equilibrio y las fuerzas del
paciente.
-
Metasíncrisis,
tratamiento a partir
de manipulaciones más fuertes y movimientos recuperatorios,
ejercicios y desbloqueos.
Ecio de Amida, en el
siglo VI, llegó a considerar el masaje, como una forma de vida,
recomendando utilizarlo, junto a las unciones tres veces al día.
Avicena, médico y filósofo árabe del siglo XI, que a
pasado a la posteridad, con el sobrenombre de príncipe de la
medicina, escribió El Canon de la Medicina
y el Libro de las Curaciones, donde
se explicaban las virtudes del masaje,
para
después de ejercicios prolongados o para eliminar las sustancias
malsanas acumuladas en los músculos, a través de la fricción, que
eliminará además la fatiga. Recomienda las fricciones suaves y
aplicando aceite, ya que en caso de frotar dura y ásperamente,
pueden resentirse los miembros tratados.
El masaje desde el
Renacimiento hasta nuestros días
Hacía el siglo XIX, el interés por la quiro-recuperación
funcional, demostrado por algunos médicos de la que podemos
describir como medicina científica, abrió el campo para los
estudiosos de la anatomía y la fisiología.
La descuartización y estudio de los órganos de docenas de
cadáveres y los experimentos con animales, dieron lugar al
descubrimiento del funcionamiento del sistema sanguíneo y de las
corrientes linfáticas, así como el del comportamiento del sistema
nervioso, haciendo evolucionar el masaje, hasta lo que en nuestros
días, se conoce como quiromasaje.
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